domingo, 27 de abril de 2008

EN SIRIA Y REGRESO A CASA



Lunes, 7 de abril

Estamos en Siria desde ayer, aunque realmente comenzamos nuestro periplo por este país hoy.



Desayunando en Hotel Le Baron

A las 8 de la mañana aparece nuestro conductor (Jaled) su furgoneta al lado del Hotel Le Baron. Este conductor es subcontratado de otro con el que pactamos precio y condiciones, discrepando sobre las condiciones (que no el precio) del servicio a prestar. Al final, la cuestión se resuelve amigablemente.



Nuestro amigo Jaled

Partimos a las 9 para Ebla, las Ciudades Muertas y un Museo del período bizantino, todo en un radio de 30 kms. de Alepo. Mucha historia y monumentos.

Casa habitada por beduinos en las Ciudades Muertas

La Ciudades Muertas nos impresionaron, pues sus restos evidenciaban una calidad de vida que nos parece increíble a la luz de los años. Lo pasamos muy bien y con muy buen “rollo” en el grupo y con Jaled.


Por la tarde, visitamos el Monasterio de San Simeón. Fenomenal. Vale la pena.



El grupo (menos la "fotógrafa" en San Simeón

Regresamos pronto al Hotel Le Baron y cenamos en un restaurante al lado mismo, pues el restaurante del Hotel estaba tan desangelado (cero clientes..) que pensamos razonablemente que sería bueno que en cuestión de pitanza largarse de allí. Además, los dos o tres tíos que parecían los “gerentes”, nos daban la paliza constantemente con sus invitaciones a cambiar moneda, tanto que parecían moscardones y queríamos perderlos lo antes posible.

No recordamos el nombre del restaurante, pero está en la primera planta del edificio de al lado del Hotel. Tiene una pequeña terraza y los precios son muy buenos para nuestro poder adquisitivo. Además, sirven birra y vino sin hacer los ascos habituales de muchos otros sitios de Oriente Medio.

Martes, 8 de abril

Hoy, sin Jaled, pero con un guía autóctono que hablaba un correctísimo frances, dedicamos el día a visitar Alepo, a excepción de la Ciudadela, que estaba cerrada.

Un poco de todo (Mezquita, Zoco, Barrio Cristiano,…..). Almuerzo en el Barrio Cristiano, diez por ciento de la población de Alepo y varias confesiones cristianas (griega, maronita, armenia, católica siria,…). Se aprecia mejor nivel de vida que en el resto de la ciudad. Almorzamos en un restaurante del sector cristiano.

Por la tarde nos dirigimos a la estación ferroviaria de Alepo para adquirir unos billetes de coche cama para el regreso de Damasco a Alepo el sábado 12 que no resultó posible adquirir por Internet, ya que la Web de la empresa ferroviaria estatal siria (CFS) no lo contempla

http://www.cfssyria.org/CFS/index.php?option=com_frontpage

Nueva sorpresa en este agradable e insólito pais: En Alepo solo se pueden adquirir billetes con de trenes con origen en Alepo. Si se quieren obtener para trenes partiendo de Damasco, es necesario adquirirlos en Damasco o llamar por teléfono (cuyo número nos facilita el factor de la estación) a las taquillas de Damasco....,sin comentarios.

A cenar otra vez en el mismo sitio de ayer y nuestro amigo César comienza a piar (no salimos de cordero y pollo, especialmente pollo) y Gonzalo a ponerse histérico, ya que no logra confirmar la reserva de un vuelo interno (Adana-Estambul) por Internet, con lo que su plan de retorno está en el aire.

Otra vez a dormir en Le Baron…y mañana despedida de Alepo.

Miércoles, 9 de abril

Cargadas nuestras mochilas en la furgo del amigo Jaled, salimos las 07:30 con un largo recorrido. Comenzamos con Hama y sus gigantescas norias, luego Apanema, y nos dirigimos hacia el Crack de los Caballeros, a donde llegamos casi cerrada la noche.



Recién llegados al Crack...somos casi unos "crack"

Por el camino compartimos té y kefir con unos beduinos que nos soportaron, habiendo almorzado un par de horas antes en un restaurante de cristianos ortodoxos griegos. Espléndido. Espléndido también el trato recibido por parte de unos polis sirios que estaban en una mesa de al lado y con los que brindamos por todo lo humano y divino de forma reiterada (especialmente Gonzalo).

Simpáticos y acogedores

Alojamiento fetén en un hostal al lado del Crack y cena informal (no tenía restaurante) con pizzas del “telepizza local” y habitual vino libanés.

Jueves, 10 de abril

Toda la mañana en el Crack, que, sin duda, es de lo más relevante de Siria y del cual hay mucha información en la Red.

Sobre las 12 del mediodía nos largamos pitando hacia Palmira (250 kms.), pero Gonzalo sigue inquieto por no tener resuelto el tema del regreso para enlazar con su vuelo en Estambul el lunes por la mañana y decide, con Tina, quedarse en Homs y tomar un tren para Damasco, en modo a poder resolver el asunto del billete. César, por su parte, quiere acompañarles para dedicar más tiempo a ver Damasco. Así, el grupo se fracciona en 2

3 a Damasco y 3 a Palmira.

En la estación de Homs, toda una aventura para lograr que la señora de la taquilla (que no hablaba más que árabe) entendiese lo que le pedíamos. Finalmente, llega el Jefe de Estación con otra empleada ¡¡¡venezolana¡¡ y que nos resolvió todo en un plis plas y nos acompañó hasta la puerta del tren.

Hasta el Jefe de Estación nos saludó amigablemente

El tren, fenomenal, un automotor de 4 vagones construido de 2002 en Corea del Sur y dotado de todos los servicios (vídeo, música, té durante la marcha, etc.) nos permitió ver un paisaje diferente (desierto, suburbios de Damasco,..). Llamativo: 180 kms. de recorrido con 1,80 € por viajero….vamos, una caña en Madrid..).

César y Gonzalo al partir de Homs

Pequeño/gran (depende de cómo se mire) timo del taxista en la estación de Damasco: Por llevarnos al Hotel (unos 5 kms.) nos cobró el equivalente a 7 €. El mismo recorrido cuando regresamos del hotel a la estación el sábado: 1€. En el primer caso, sin taxímetro.

Recomendación: Si tomáis un taxi en Siria, con taxímetro y fijándoos en el marcaje inicial (bajada de bandera, unos 20 céntimos de euro –equivalencia-. Caso de no tener taxímetro, siempre acordar precio ofreciendo un billete en moneda siria. Una carrera normal dentro del casco urbano de Damasco o Alepo no debe costar más de 70 “syrian pounds” (libras sirias), es decir, 1€. Esto os dará una referencia de precios de transporte.

Llegamos al Hotel y, sorpresa, sorpresa, no hay habitaciones disponibles, pero tiene casi al lado un “apartamento” (sic), casi por la mitad de precio, pero que, una vez dentro vemos que

1) A las camas le faltan las sábanas de arriba

2) No hay más que dos toallas para 3 personas.

3) Tiene un sistema de calefactaje del agua con una bombona de ¡¡propano¡¡ en un habitáculo que sirve de WC y sin ventilación alguna…

4) Etc.

Como no estamos para discusiones y tenemos un hambre feroz, aceptamos y nos vamos a apagar la sed y llenar el estómago, pero antes Gonzalo arregla en la agencia de Turkish Airlines de Damasco el asunto de los billetes Tina + Gonzalo del vuelo de enlace Adana – Estambul.

Dormimos –eso sí- como lirones.

Viernes, 11 de abril

De Belén, Paco y Raúl, a los que abandonamos en Homs, nada sabemos, aunque han quedado en ponerse en contacto con nosotros a la llegada a (nuestro) Hotel.

Aseados y duchados en el “cuarto de baño” del apartamento, cuya descripción omito para evitar un nuevo “descojone general”, desayunamos en un café en el que nos “clavaron” (seguimos “pecando” como “guiris”) y dedicamos los tres (César Gonzalo y Tina) a callejear por Damasco y sobre todo, ver la Mezquita Omeya y la Tumba de Saladino, a lo que dedicamos la mañana. Al mediodía comemos en el barrio cristiano, en una terraza y aquello nos supo a gloria, incluido el cafetillo y la charleta mantenida con nuestras vecinas, dos guapísimas sirias que tomaban una pizza (una “in” a lo occidental, la otra “in” a lo islámico en perfecta armonía…esto es alianza de culturas y no el rollito de las civilizaciones que aquí nos han montado). Nos levantamos y a callejear por toda la zona para ver si comprábamos algo, especialmente “réplicas” de los rollos de moda (cartier, tag, breitling, …) que estaban tiradas de precio, pero que “cantaban” su falta de originalidad a tres metros de distancia. Concluido nuestro peregrinaje, recorrimos a pie medio Damasco para llegar al Hotel, incluido el pasaje por la acera de un centro de “no sé qué” (no había ninguna identificación exterior) donde unos tíos de paisano y con un armamento acojonante nos “sugieren” salgamos de allí echando leches. Ni que decir tiene que, sin correr, por no demostrar nuestro pánico, nos movimos del sitio a paso militar.

Nuestros esperados ausentes nos largan un SMS para decir que no encontraron sitio en el Hotel (no solo no perdieron, si no que ganaron al cambio) y que se fueron para otro lado y que vienen enseguida. Arreglados todos los asuntos pendientes, acordamos ir a cenar a un sitio en donde se pudiera beber algo razonable en estos casos (birra y/o vino) y encontramos restaurante del Hotel Omeyead. De miedo, una cena a la francesa que nos compensó las desventuras precedentes. Allí, César decide “acoplarse” a los demás, ya que Gonzalo y Tina regresan al día siguiente a Turquía, vía Alepo.

Nos vamos al apartamento-hotel (¡albricias, ya hay sábanas y toallas¡) y a la piltra.

Sábado, 12 de abril

Gonzalo y Tina callejean por Damasco durante la mañana, mientras César, Paco, Belén y Raúl se van a ver la Mezquita Omeya y más monumentos. La Ciudadela no podrán visitarla, pues, como a nosotros nos aconteció ayer, está cerrada por obras.

Quedamos a comer juntos en un restaurante griego de la zona cristiana.

Buena comida y tirada de precio, como habitualmente en Siria. Allí nos separamos los dos grupos, pues Gonzalo y Tina retornan a Alepo en el tren de las 17:45 y los otros cuatro se van de compras para mañana hacer –siempre con el inseparable Jaled- el sur de Siria (120 kms. al sur de Damasco: Borsa, etc.)

Tina y Gonzalo, recogen sus bártulos en el alojamiento y se largan en un taxi a la estación del tren, en donde……….¡sorpresa,..¡ el tren de las 17:45 es un conjunto de vagones, limpios pero totalmente destartalados, con un vagón restaurante en el que sería imposible sentirse a gusto. Eso sí, los compañeros de viaje (sirios todos) que iban con ellos, acogedores, serviciales, etc.

Habitación de Lawrence. Parece que nada ha cambiado

El tren, bastante rápido, les hace llegar puntualmente a Alepo (22:50) y como no tienen nada reservado, se van de nuevo al Le Baron, en donde les asignan la misma habitación que ocupó Lawrence de Arabia. Como los muebles eran tan de la época, la verdad es que hubo momentos en que estos huéspedes pensaron les podían obligar a pagar la factura que el amigo Lawrence dejó de “pufo” en su momento y que el hotel guarda en una vitrina como una reliquia. No fue así, pero el tipo de la recepción les metió el “pufo” a través de una conversión euro a dólar que figuraría en el guiness.

La factura demostrando que Lawrence era un poco-bastante morosillo

Domingo, 13 de abril.

(Relatamos a partir de este momento los eventos de Tina y Gonzalo, en espera de una breve nota de lo acontecido al resto, que retornaron sanos y salvos el viernes 18 y sábado 19).

Visitamos la Ciudadela de Alepo. Bien, vale la pena, y vale la pena también tomarse un té en el café situado en la cumbre, por la panorámica.

A continuación, en la “otogar” de Alepo, preguntamos por autobuses para Antakia o Adana y nos dicen que nada, na nay de china, que en taxi o nada. Concertamos taxi para las 15:00 para Antakia por el equivalente a 13 €.

Comida en restaurante conocido y recoger mochilas y a la “otogar”.

Alli –nueva sorpresa- encontramos presto para salir a las 15:00 …¡un autobús destino Antakía¡. Preguntamos al conductor si podíamos ir y nos dice que sí, que sin problema. Pero, al instante, aparecen 2 taxistas sirios que hablan con el conductor y este nos dice que ahora no, que nada, que no nos deja subir. Volvemos al plan “concertado” y cuyo desarrollo podría ser novelado.

Aparece un Fiat 131 destartalado, nos dice que subamos, pero que metamos las mochilas al lado nuestro en los asientos de atrás. Viene un tío y sube al maletero 4 ó 5 latas de 20 l., llenas con algo. A continuación sube en el asiento delantero un tío que dice ser de Mersín (Turquía) y amigo del taxista. El coche sale como alma que lleva el diablo, haciendo adelantamientos terroríficos por una carretera que ya se puede uno imaginar, dirección a la frontera. Llegados a la frontera, el taxista y el turco pasan al tax-frei y vienen con un cargamento de …cartones de tabaco. En el ínterin, nosotros 20 minutos en el control sirio, papel que falta, papel que aparece, etc.

Luego, 2 horas en una cola interminable en el lado turco, revisando maletas, maleteros, mochilas, fardos. Los turismos parecían camiones.

Revisión a fondo de nuestro vehículo. El aduanero pregunta si parte del tabaco es nuestra. Como no tenemos clara la cosa decimos que no, luego sí y el aduanero turco nos regaña un poquito, pero lo acepta.

A todo esto, un calor sofocante en medio de las montañas. Nos cepillamos casi dos botellas de litgro y medio de agua. Estuvimos a pedirle al taxista cargar nuestras botellas de plástico con el agua (que suponíamos, pues vino no creíamos) de los bidones del maletero.

Llegamos a Antakía y en vez de dirigirnos directamente a la “otogar”, el tío se detiene en una callejuela y de una pequeña nave sale un turco con tropecientos bidones de plástico de 20 l. vacíos. Nosotros nos bajamos a respirar y contemplamos las operaciones de logística integral que se iban a desarrollar.

El turco acompañante baja los bidones del maletero y el taxista comienza con una goma introducida por la boca del depósito un trasvase a los bidones vacíos que trajo el otro turco. Dada la cantidad de bidones, estaba claro que había más combustible que el del depósito, por lo que allí había “tomate” (zonas suplementarias). No sabemos, pero, entre unas cosas y otras, el asunto rondaba los 200 l. o algo parecido.

Explicación: El negocio no era nuestro transporte, si no el trapicheo (en un lado el litro a equivalente a 7 céntimos de euro y en el otro a 1 euro y 60 céntimos).

Ya tranquilos, tomamos el autobús para Adana, 3 horas de viaje….bien.

En Adana, llegados a las 23:30, buscamos un taxi para el aeropuerto y nueva sorpresa, pues un pretendido taxista nos conduce a un lugar medio oscuro para subir a un coche que no ostenta rótulo alguno de taxi, a lo que amenazamos en alto con gritos de ¡policia¡ y el tipo de larga al escape.

Tomamos un taxi “normal”, llegamos al aeropuerto a las 00.30 (del lunes, ya) para tomar nuestro vuelo Adana – Estambul de las 04:30, enlace en Estambul al vuelo destino Madrid y en casita a las 2 de la tarde, con un sueño descomunal y los riñones magullados.

A quien quiera oír y escuchar:

A) Ni de coña hacer el viaje en solitario. En pequeño grupo resulta altamente recomendable.

B) Se ahorra un pastón haciéndolo por “libre y a la carta”.

C) Negociar todo. Si no te entienden, billete local y dígitos con dedos.

D) Pasaportes.- Jamás desprenderse de ellos (en los hoteles que os tomen los datos y en las fronteras no depositar en los taxistas)

E) Cambio.- En la banca oficial. Utilizad moneda local con preferencia.

F) Paisanaje.- Excelente, tanto en Turquía como en Siria. Algunos un poco pesados con los turistas, pero es inevitable (y si no que lo preguntan a algunos extranjeros que nos visitan a nosotros).

G) Transporte público.- Bueno, muy bueno, en ambos paises. Recomendamos el tren: Es una buena forma de conocer un país por el paisaje y por la conversa con otros viajeros.

H) Seguridad (safety): Visto lo del taxi Alepo – Antakía, uno podría creer que aquello es la leche. No es así, aquello fue una excepción, las cosas son seguras. Inevitable encontrarse con algo como la bombona de propano, que no sería difícil que te ocurriera también aquí. Otras cosas se han visto. Trenes y autobuses, limpieza impecable y constante. Da gusto.

I) Seguridad (security): Fenomenal, especialmente en Siria. Siempre “sientes” la policía cerca. Podrías perder la cartera en la calle y seguro que la tienes en tu poder antes de un par de horas. Da gusto en este aspecto el hacer un viaje por estos dos países. Otra cosa es el “trapicheo, choriceo, etc.” de algunos profesionales (no todos), como taxistas. Pero el resto (restaurantes, bares, comercios, etc.) impecables.

Nuestros colegas, regresados un par de días más tarde, poco nos pudieron referir cuando nos vimos en España. Lástima de no haber continuado juntos...

Nuestro próximo viaje: Mayo ó junio 2009, zona a determinar, pero no nos resignamos a volver en plan aventurero. Dejamos -por ahora y hasta el advenimiento de achaques postjuveniles y preseniles- esas cosas de playita, crucero, etc.

domingo, 20 de abril de 2008

LA VIA TURCA HACIA SIRIA

De EL MUNDO EN LA MOCHILA



PREPARATIVOS, LLEGADA A ESTAMBUL Y GRAN VIAJE FERROVIARIO Y POR CARRETERA

Hace largo tiempo que algunos de nosotros deseábamos realizar un viaje “por libre” a Siria, con planificación de elementos indispensables (o lo que es lo mismo, dejando que las cosas fueran produciéndose en base a necesidad detectada, luego satisfacción realizada.

Así fue como, este pequeño y variopinto grupo, constituido por dos parejas ya un poco creciditas y dos solitarios emprendimos esta aventura cuyos datos primarios damos aquí y luego desarrollamos cronológicamente.

Inicialmente la cosa estaba prevista para un par de semanas para el grupo entero. Luego, inconvenientes de salud principalmente, hicieron que una pareja limitara su viaje a 10 días, otra pareja se tomase la cosa con 18 días y los dos solitarios en 14.

Quedamos en encontrarnos los 6 en Estambul el viernes dia 4 de abril de 2008. Allí nos juntamos a las 20:00 y nos alojamos en el mismo hotel. Todos habíamos viajado en un vuelo directo de Turkish Airlines…buen servicio y buen precio.

http://www.thy.com/es-ES/index.aspx

Como desde España habíamos reservados los billetes en los ferrocarriles turcos a través de Internet

http://www.tcdd.gov.tr/

Inicialmente habíamos programado realizar el viaje Estambul – Alepo (Siria) el domingo 6 en un tren directo llamado “Taurus Expreso”. La larga duración del viaje (teórica 30 horas, en la práctica un par de horas más por la parada en la frontera), las dudas respecto a la existencia de vagón restaurante y la inferior calidad del vagón coche cama sirio respecto a los turcos, nos llevó a adelantar una fecha la salida de Estambul con el siguiente programa:

* Estambul – Ankara.- Baskent Expreso 10:00 – 16:30. Pullman con vagón restaurante.

Estirar las piernas por Ankara y, a continuación

* Ankara – Adana .- Çukurova Mavi Expreso 20:15 – 08:05.- Coche cama y restaurante. Buenos departamentos, las camas más amplias que las habituales en los trenes de Europa Occidental. Valoramos muy positivo que cada departamento tiene un pequeño frigorífico.

A la llegada a Adana, cambio de tren a

* Adana – Osmaniye.- Firat Expreso 08:40 – 10:08 .- 1ª Clase en compartimentos.

* Osmaniye – Antakia.- Dolmus (taxi colectivo).- Un par de horas

* Antakía – Frontera – Alepo.- Taxi un par de horas y tiempo de “coña marinera” ó “mareo sirio” en la frontera…que sea lo que Ala quiera.

Nos pasamos por la estación de Sirkeci (la del Oriente Expres), próxima al hotel, antes de que cerraran las taquillas, para obtener los billetes físicos para todo nuestro tránsito por Turquía.

Cenamos frugalmente (siempre con la historia de la dificultad de obtener birra alcohólica o un vinillo) y nos preparamos para el día siguiente.

---------------------------------------------------------------------------------

Sábado, 5 de abril de 2008............emprendemos la vía turca, luego la siria. Nos vamos de un tirón hasta Alepo.

Luego de un buen desayuno, nos largamos a las 07:30 en 2 taxis (6 € por taxi) desde donde estábamos alojados (Hotel Aziyade…no está mal.., 49 € doble con desayuno con reserva por Internet) hasta los muelles de salida de los ferrys que atraviesan el Bósforo

Aventureros en el ferry de Karkoy a Haydarpassa

que van hacia la parte asiática, en donde se encuentra la estación ferroviaria de partida para Anatolia y más allá (estación de Haydarpassa), uno de los edificios ferroviarios más bellos que hemos vista y que no desmerece de la esplendidez de Estambul.

Salimos a la hora prevista de Haydarpassa en el Baskent Express, confortablemente sentados en butacas pullman.

Estación de Estambul-Haydarpassa

Hacia el mediodía, pasamos al restaurante del tren, con óptima relación calidad/precio (al menos para un español) y disfrutando del paisaje en la zona de Karakoy (Karakoy rampassi). A partir de Karakoy pudimos apreciar constantemente lo avanzado del trazado de la Alta Velocidad turca en el eje Estambul-Ankara.


Llegamos a las 17:10, con 40’ minutos de retraso, por causas que no sería capaz de explicar, ya que no hubo detenciones en el trayecto por tiempo significativo. En cualquier caso, parece que para cerca de 600 kms. es un tiempo de viaje real (7h. 10’) aceptable en líneas convencionales del sistema ferroviario en general.



Un breve paseo por le mercado que se encuentra en los bajos de la estación en donde hay un número considerable de puestos dedicados a…..la venta de ropa y efectos militares¡¡. Pocas veces hemos visto tanto uniforme y sus complementos. Ello corrobora nuestra creencia del fuerto apego a la milicia por parte de la sociedad otomana. Alguno acabó comprando un pasamontañas militar (muy útil para las correrías por la sierra madrileña durante el invierno.

Tomado un aperitivo en el bar de la estación de Ankara, a las 20:00 nos subimos al tren y nos acomodamos en nuestros departamentos. Nada más salir, pasamos al restaurante que, con escasa iluminación y menor variedad de platos que en el viaje precedente, nos permitió ir satisfechos a cama.

A las 06:00, rompiendo el día y bajando la Cordillera Taurus, nos despertamos y admiramos desde la ventanilla del tren el extraordinario paisaje. Gonzalo se fue al vagón de cola para filmar aquel descenso vertiginoso.

A la hora prevista llegamos a Adana y luego de tomar un café en un chiringuito sito en el andén anejo a la vía de donde salía nuestro siguiente tren, nos subimos al Firat Expreso, que también puntual nos situó en Osmaniye.

Aquí se acaba nuestro viaje ferroviario (el turco en la fase ida) y, siguiendo el programa, comenzamos los de carretera.

Parcial del grupo en compartimento del Firat Express

Dos “dolmus” (una mezcla de taxi colectivo y microbús) nos transportaron de Osmaniye a Iskanderun (la antigua Alejandría) y de ésta a Antakia (la antigua Antioquia), donde comenzaron nuestros pequeños contratiempos.

Primero, el dolmus nos deja en una especie de descampado lleno de furgonetas y algunos taxis.


El grupo al completo en el "dolmus"

Como nada tenemos claro, preguntamos si hay autobús hasta Alepo (Siria), unos 120 kms. La respuesta es “no” dada por taxistas turcos que se brindan a transportarnos en 2 taxis y 100 dólares en total. Como todavía no hemos “aterrizado” sobre el valor de las cosas y el dinero en aquel mundo, nos parece bien (más tarde nos damos cuenta que hemos sido casi “estafados”. Nos vamos a comer en plan “kebab” y ya nos recogen los taxis.

Segundo: No sabemos que pasó, pero la conclusión que sacamos al llegar a Alepo es que los taxistas estaban compinchados con gente de la frontera. En el lado sirio, unos tíos, que no nos queda claro si eran o no aduaneros nos piden nuestros teléfonos móviles y “requisan” un N95, que es recuperado “merced” a la "intervención" de los taxistas y "apoyo" de 50 dólares que nos piden. El espectáculo es vergonzoso. En honor a la verdad es que es el único suceso negativo, pues tanto funcionarios como policías sirios en el resto de nuestro viaje se portaron de modo correcto, amable.

Recomendación para no avisados: En Antakía hay una estación de autobuses (“otogar”) en la que periódicamente salen autobuses para Alepo (cada 2/3 horas, aproximadamente). Os costará no más de 3 € por cabeza y os evitaréis esta historia rocambolesca. Ni puñetero caso a la camorra de taxistas de Antakía habituales del mercado.

A las 5 de la tarde del domingo 5 estábamos ya en Alepo, entrando en el Hotel Le Baron, sintiéndonos un poco Lawrence de Arabia, Churchill, etc. en aquellas destartaladas –aunque históricas- habitaciones. Atención con el tipo de cambio que os hagan en este hotel. Si reserváis por fax o mail, que os expresen el coste euros o en libras turcas, no en dólares.

En la fachada del Hotel Le Baron

Respiramos tranquilos. Nos hemos "tragado" casi 2000 kms. de un "tacazo" y con comodidad decreciente.

El comedor del Le Baron. Lawrece, Agatha, Churchill, Ataturk nos acompañaron

Nuestra siguiente entrada del blog hará justo recorrido por Siria. Mañana nos pondremos a la obra.